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MODULOS SERVICIOS
CERROS DE RENCA

Ubicación
Renca, RM, Chile

Área

105 m2

Año Construcción
2007

Colaboradores

Juan Carlos Barros

Fotografías

Mario Carreño

Desde el año 2004 iniciamos una secuencia de proyectos en el Parque Natural Cerros de Renca, por encargo del Parque Metropolitano de Santiago. Por una parte el desarrollo del plan maestro de paisaje para 50 ha y por otra una propuesta de programas asociados. Estos programas incluían instalaciones deportivas y edificios de acceso, servicios e informaciones. Estos distintos programas se dispersaron en forma intencionada para dar un orden a la extensión del parque con intervenciones constructivas mínimas.

 

El edificio de acceso, que debía incluir los baños y la sala multiuso, se separa de estos programas dejando un acceso en contacto con la calle y proponiendo un nuevo lugar para edificar los servicios, 500 metros dentro del parque, de modo tal de respetar una cierta urbanidad existente como zona de transición y señalar el inicio de la condición mas silvestre del recorrido, esto unido a cierta cota de altura que se alcanza.

 

El proyecto de módulos de información y servicio para el Parque Natural Cerros de Renca queda en la relación de la ciudad y la geografía en que se han construido las ciudades de Chile.

 

En la expansión urbana de Santiago, sus barrios han alcanzado el borde geográfico del valle. Los cerros-isla que han quedado dentro del área de la ciudad –Santa Lucía, Blanco, Chena, Renca- han ganado dos magnitudes para ésta: la metropolitana y la del barrio.

 

La segunda magnitud que han tomado estos cerros es la del barrio, en donde las calles siguen las formas del pie de monte. A la manera en que las avenidas costeras bordean el mar, hay avenidas que bordean los cerros y sus márgenes.

 

El desarrollo mas específico de una ladera sur del cerro Renca <50 Ha.>, trae el encuentro próximo con un barrio específico como tema de proyecto. Es en el borde que distingue el plano -como soporte de las casas- y el pie de monte -como permanencia de lo agreste- donde se da el espacio de contacto de la ciudad y la geografía.

 

La tenue existencia de una avenida de borde en la ladera sur del cerro y de un sendero peatonal en todo su contorno, anima la aparición de un paseo perimetral levemente elevado, donde se pueda caminar con vistas sobre el barrio próximo y vistas parciales de la lejanías de Santiago.

 

Este despliegue de recorridos de bajo impacto sitúa al paseante en el interior de la ladera, abriendo a la habitabilidad doméstica de la ciudad el paisaje natural de este encuentro entre lo urbano y las formas cordilleranas, recuperando las cualidades del paisaje natural como un valor cotidiano.

 

El programa de informaciones y baño se ha separado en módulos –con cierta cercanía, por tamaño y forma, a las construcciones precarias del lugar-, dispuestos en la ladera de manera tal de formar una plaza abierta a los cerros lejanos. En donde el tamaño de un edificio menor queda orientado al tamaño del valle. Constructivamente se ha pensado un orden de terrazas en el suelo y cuatro cajas ligeras sobre este.

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